La Educación, el mejor camino Por Mauricio López Velázquez

A Fernando Solana Morales:
hombre comprometido con una educación para todos.

 

 

La educación es el mejor camino para salir de la pobreza y generar nuevas oportunidades de desarrollo. Por ello, con la Reforma Educativa y las prioridades que ha definido el secretario Aurelio Nuño para su implementación trabajamos para que niños y jóvenes tengan una educación de calidad, maestros mejor preparados y escuelas más dignas.

 

 

Pero hacía falta saldar cuentas con el pasado de exclusión de millones de personas quienes, por alguna dificultad, tuvieron que interrumpir sus estudios.

 

 

En nuestro país alrededor de 30 millones de mexicanos mayores a 15 años se encuentran en rezago educativo: 5 millones de ellos  no saben leer ni escribir; nueve millones y medio no han terminado su primaria y aproximadamente 16 millones no han finalizado la secundaria.

 

 

No se trata sólo de números o magnitudes de por sí relevantes, se trata de historias de carencias personales y familiares, de falta de oportunidades que no podemos soslayar. Son mexicanos, que por diversos motivos socio-económicos, no lograron continuar su educación básica aunque muchos de ellos hayan adquirido saberes equivalentes a los mínimos requeridos, de manera autodidacta, de manera formal o informal; hombres y mujeres a los que el Estado les falló al no garantizar su derecho a la educación.

 

 

Lo anterior cobra una relevancia especial cuando sabemos, hoy con certeza, que un ciudadano que no cuenta con su certificado de primaria, aunque posee los conocimientos equivalentes a este nivel, gana 36 por ciento menos con respecto a quien sí lo posee; esta situación se agrava en el nivel secundaria, pues la diferencia es de poco más del 50%. La mayoría de ellos hoy se encuentra en edad productiva que principalmente se concentra en poblaciones urbanas.

 

 

Sin bien, en su origen el INEA dirigió su esfuerzo principal a abatir el analfabetismo, con especial atención en las zonas rurales, adultos mayores y comunidades indígenas hay que reconocer que la exclusión educativa ha cambiado. El grueso de quienes no tienen concluida su educación básica se encuentra en las ciudades y lo conforma, cada vez más,  hombres y mujeres entre 15 y 45 años.

 

 

Manteniendo la atención al combate al analfabetismo, nuestra tarea es hacer efectiva la obligación de garantizar el derecho a la educación a aquellos que no pudieron continuar estudiando en su momento, tal como se expresa en el Programa de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo 2014-2018, así como en el Programa Sectorial de Educación 2013-2018.

 

 

El gobierno de la República hace un esfuerzo sin precedente, para abatir este rezago. Lo hace a través del Programa Regular del INEA y del Programa Especial de Certificación que arrancó en abril pasado.

 

 

Son procesos rigurosos, que reconocen los saberes adquiridos y la capacidad de obtener nuevos conocimientos.

 

 

El PEC está cimentado y fundamentado en la idera de que si bien una persona no tuvo la oportunidad de concluir su educación escolarizada, se puede contar  con saberes independientemente del cómo, cuándo y dónde se aprende. Mecanismos de certificación, como lo es el PEC, lo han puesto en marcha otros países tales como Hungría, Eslovenia, Países Bajos, Canadá o Portugal, entre muchos otros, que han implementado con éxito estos programas encaminados a validar los conocimientos a fin de realizar las equivalencias académicas que permita certificar sus competencias laborales y sociales.

 

 

Con este programa, el INEA da continuidad a los procedimientos innovadores que se han venido implementando desde inicios del milenio con acciones de evaluación y exámenes diagnósticos de conformidad con el Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo, MEVyT que dan prioridad al aprendizaje más que a la enseñanza.

 

 

Integra las recomendaciones y políticas señaladas por la UNESCO, en la Conferencia Internacional de Educación de Adultos, CONFINTEA V, celebrada en Hamburgo en 1997 y en la CONFINTEA VI, celebrada en Brasil en el 2009, en donde se consideró que la educación de adultos comprende la educación formal, la educación no formal, y el espectro de la educación informal y ocasional existentes en una sociedad multicultural, donde los estudios basados en la teoría y la práctica deben ser reconocidos para orientar las políticas en la educación de los adultos, hacia el desarrollo de procedimientos y mecanismos para el reconocimiento, validación y acreditación de todas las formas de aprendizaje a lo largo de la vida.

 

 

El PEC consta de dos etapas:  la primera consiste en la recopilación de un portafolio de evidencias que se integrará por una autoevaluación, en la cual se corrobora la integración y cohesión social que tienen los participantes, así como por los reconocimientos, diplomas y constancias que garanticen haber cursado talleres o capacitaciones en diversos ámbitos que abonan a su formación. La segunda etapa consiste en la aplicación de un examen que evalúa los conocimientos conceptuales en los tres ejes principales: lengua y comunicación, matemáticas y ciencia.

 

 

Tiene integralidad, pues si el aspirante no acredita el examen en línea en nuestras más de dos mil 600 Plazas Comunitarias nuestro sistema informático le señala aquellas áreas de conocimiento que debe fortalecer y el INEA le brinda a estas personas asesorías especializadas con el fin de que tenga mayor solides conceptual para presentar nuevamente la prueba o son canalizadas al modelo  del MEVyT del INEA para que cursen, si así lo desean, cada uno de los módulos educativos regulares ya sea  de forma presencial o en línea.

 

 

Detrás de este gran esfuerzo, están los gobiernos locales, a través de sus Institutos Estatales para la Educación de los Adultos, y sus casi 9 mil trabajadores. Más de 130 mil voluntarios —en su mayoría jóvenes—, quienes imprimen un gran entusiasmo a la labor de orientación y apoyo. Empresas, sindicatos, organizaciones sociales pero, de manera destacada, la Secretaría de Desarrollo Social y los programas sociales federales y locales como Prospera, 65 y más, o el Seguro de Desempleo como en la Ciudad de México, que no solo promocionan y divulgan el programa sino que estimulan y acompañan con asesoría e integración de expedientes a los aspirantes a presentarlo.

 

 

Con el programa regular del INEA trabajando a un ritmo a mayor velocidad con la suma del PEC hemos duplicado el ritmo de certificación de conocimientos respecto a lo que se hizo en las dos administraciones anteriores.

 

 

La meta fijada al inicio de la administración del presidente Enrique Pena Nieto  fue certificar a 5.3 millones de personas: 2.2 millones en primaria y 3.1 en secundaria. Tan sólo para 2016, al ritmo que vamos, lograremos que 1.5 millones de personas se certifiquen y, de continuar así, podemos superar la meta.

 

 

El INEA seguirá con su compromiso de impulsar una autentica sociedad de derechos en donde el derecho a la educación sea una constante realidad, pues como lo ha dicho el Presidente la República cuando un niño  crece,  crece  el  futuro  del  país;  pero cuando  un  adulto crece es porque nuestro presente está creciendo. El INEA seguirá haciendo esfuerzos para acercar la educación a todos los mexicanos;  para seguir creciendo hoy y mañana.

* Director del INEA

 

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