Si duermes tu cerebro se encoge, y es mejor que eso ocurra.

Se ha descubierto que uno de los efectos del sueño es el encogimiento de las conexiones neurales, y que eso es algo bueno. Este es el resultado de un estudio llevado a cabo por los doctores Chiara Cirelli y Giulio Tononi, del Centro para el Sueño y la Conciencia de la Universidad de Wisconsin-Madison.

El estudio reveló que durante el sueño, las sinapsis, que son las conexiones que se establecen entre las neuronas, experimentan un recogimiento de hasta un 20 por ciento. Esto les permite descansar y prepararse para una nueva ronda de aprendizaje durante el período de vigilia. Este proceso de reajuste es llamado “homeostasis sináptica”.

Si esta homeostasis no ocurriera, dicen los investigadores, las sinapsis se sobrecargarían, como las tomas de corriente cuando tienen demasiados electrodomésticos conectados a ellas. “El sueño es el momento perfecto para permitir la vuelta a la normalidad sináptica … porque cuando estamos despiertos, somos ‘esclavos’ del aquí y de ahora, siempre atendiendo a estímulos y aprendiendo cosas”, dice la Dra. Cirelli. “Durante el sueño, estamos mucho menos preocupados por el mundo externo… y el cerebro puede probar [o evaluar] todas nuestras sinapsis, y re-normalizarlas de una manera inteligente”.

La Hipótesis de la Homeostasis Sináptica (SHY, por sus siglas en inglés), fue presentada por Cirelli y Tononi en 2003. Allí postularon que durante el sueño, el cerebro aprovechaba para hacer una “poda” de las sinapsis no esenciales. Tuvieron que llevar a cabo un complejo experimento que les llevó cuatro años, para recabar evidencia del encogimiento de las sinapsis en ratones mientras dormían. Los resultados se publicaron el 2 de febrero de 2017 en la revista Science.

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El experimento ameritó el uso de una nueva técnica de microscopía electrónica, que permite discernir cambios minúsculos en las sinapsis, observando cómo se encogían durante el sueño, y se expandían en la vigilia. Promediaron un 18 por ciento de encogimiento de las sinapsis en promedio durante el sueño. Observaron que esto ocurrió en el 80 por ciento de las sinapsis, pero no ocurría con las sinapsis más grandes. Se conjetura que estas sinapsis grandes están asociadas con recuerdos y datos importantes que el cerebro no desea perder. Cómo el cerebro decide qué sinapsis dejar intactas, es una interrogante no resuelta.

Según Russel Foster, del Instituto de Neurociencia Circadiana y del Sueño, de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, el estudio apoya la noción de que el sueño es esencial para consolidar los recuerdos, y por tanto el aprendizaje. Esto va muy en la onda de la antigua idea de Aristóteles, que consideraba el sueño como un período de reconstrucción de lo que se consumió en el cerebro en la vigilia.

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