*Omar Darío expuso que el oxígeno disuelto en el océano ha disminuido por el exceso de materia orgánica, pues a nivel mundial se produce un estimado de 80 mil toneladas, “cantidad suficiente para alterar los ecosistemas, generando zonas donde no hay vida”.
Para cerrar el ciclo de charlas “Mi vecino el mar”, que organizan la Universidad de Colima, campus Manzanillo, y la Plaza Comercial “Punto Bahía”, Omar Darío Cervantes Rosas impartió una conferencia sobre los efectos nocivos que genera el desarrollo de las poblaciones cercanas al océano.
El tema medular de la conferencia giró en torno al concepto de “zonas muertas” en los océanos, fenómeno producido por la disminución en determinadas áreas del nivel de oxígeno en el mar, que afecta a la vida marina circundante.
El expositor explicó que este problema se origina debido a la descomposición de la materia orgánica que se vierte en los océanos, la cual, para degradarse, necesita del oxígeno disuelto en el agua. “Esto merma su presencia y afecta a todos los organismos”.
El investigador dijo que el oxígeno disuelto en el océano ha disminuido por el exceso de materia orgánica, pues a nivel mundial se produce un estimado de 80 mil toneladas, “cantidad suficiente para alterar los ecosistemas, generando zonas donde no hay vida”, alertó.
Además, dijo que tan sólo en la década de los 70 se reconocieron alrededor de 146 áreas muertas de hasta 70 kilómetros cuadrados y que, curiosamente, éstas se encuentran en las zonas donde hay más desarrollo.
Indicó que todo parte de que cada vez hay un mayor porcentaje de la población que habita cerca de la costa, lo que incrementa la generación de desechos y materia orgánica que no es debidamente tratada por las plantas de saneamiento.
“Tenemos un número importante de plantas tratadoras de aguas abandonadas a lo largo de muchos municipios costeros; estos proyectos no han funcionado, las aguas no las tratan y paran el mar”, comentó.
Otro problema, dijo, “es la insuficiencia del drenaje pluvial. Cuando éste se satura se juntan las aguas de los desarrollos urbanos y dan lugar a una bomba de tiempo, pues todos los residuos y materia orgánica terminan en los océanos”.
Explicó que esta situación es grave “porque afecta incluso las zonas profundas del mar, lo que origina la mortandad de peces y florecimientos algales nocivos, derivando en afectaciones sanitarias, ecológicas y económicas”.
El experto invitó a la reflexión indicando que no hay educación básica ambiental, hábitos de consumo responsables y, sobre todo, el compromiso social para contrarrestar esta situación: “Lo vemos como un problema lejano y no lo es; no se está atendiendo”, finalizó.