*Participa la investigadora de la Universidad de Colima, María Elena Tejeda Yeomans junto con científicos de otras universidades mexicanas, para estudiar la materia nuclear junto con el Joint Institute for Nuclear Research (JINR) de Dubná, Rusia.
La investigadora de la Universidad de Colima, María Elena Tejeda Yeomans y un equipo de científicos nacionales, recibirán apoyo por 3.5 millones de pesos como parte de la convocatoria de Ciencia Básica lanzada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) que, en este caso, estarán destinados a impulsar el proyecto “Estudio de la materia nuclear en condiciones extremas con el beam-beam Monitor Detector (BE-BE), en el Multi-Purpose Detector (MPD) del experimento Nuclotron-based Ion Collider fAcility (NICA)”, que se planea realizar en el Joint Institute for Nuclear Research (JINR) ubicado en la ciudad de Dubná, Rusia
Entrevistada al respecto, la investigadora de la Facultad de Ciencias, quien además es la responsable técnica de este proyecto, informó que el Nuclotron-based Ion Collider Facility (NICA) es un acelerador de iones que se encuentra en el Joint Institute for Nuclear Research (JINR) de Dubná, Rusia, donde se realizan experimentos para estudiar la materia en condiciones de extrema temperatura y extrema densidad, similares a las que prevalecen en etapas tempranas del universo, mediante la colisión de núcleos de protones y neutrones a altas velocidades, en condiciones controladas de laboratorio.
En este laboratorio, añadió, participan equipos de científicos e investigadores de 30 diferentes países que aportan sus hallazgos y descubrimientos, y en el caso particular de los mexicanos, el objetivo es instalar el Beam-beam Monitor Detector (BE-BE) y un detector del sistema de disparo (miniBEBE), para contestar una serie de preguntas académicas y científicas que complementarán la información de los detectores que están instalando el resto de países participantes.
Informó que en este equipo mexicano participan investigadores de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM), la Benemérita Autónoma de Puebla (BUAP), de Sonora (USON), Colima y el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav): “Somos investigadores en la parte teórica para construir las preguntas de lo que queremos contestar, pero también en la parte técnica y experimental; la gente que hace electrónica, la que desarrolla materiales y diseñan los detectores, todos juntos construimos un proyecto integral”, comentó.
A su vez, comentó que el NICA, aunque parecido al Gran Colisionador de Hadrones que se encuentra en el CERN de Suiza, tiene otras características que permiten realizar colisiones a más baja energía, las cuales generan condiciones de mayor densidad y temperatura en la materia nuclear, “lo que permite responder a preguntas científicas diferentes y complementarias al laboratorio europeo. Para contar con apoyo del Conacyt competimos con otras propuestas que también querían hacer este tipo de mediciones en el Multi-Purpose Detector (MPD)”.
La investigadora detalló que actualmente desarrolla el prototipo del Beam Monitor Detector (BE-BE), así como un detector interno que complementa el sistema de disparo, al cual llaman miniBEBE: “Para el BE-BE hicimos pruebas en el CERN (Suiza) el año pasado y salieron muy bien, a partir de ellas generamos dos publicaciones con nuestros resultados y ahora estamos construyendo el prototipo del miniBEBE, con el cual también queremos realizar pruebas”, agregó.
En este sentido, abundó, si las pruebas con el miniBEBE son también exitosas, colocarán ambos dispositivos en elMulti-Purpose Detector; “el apoyo del Conacyt es crucial para el desarrollo de nuestra investigación, pues ahora podremos capacitar a nuestros estudiantes y post-doctorandos, así como a los diferentes investigadores involucrados en el proyecto, que trabajarán en el desarrollo de esta tecnología desde México”.
La investigadora aseguró que estas condiciones son las ideales para trabajar, porque “una cosa es tener una idea y que alguien más dé recursos para hacerla con su gente y su tecnología, y otra cosa es que esta idea salga de México, florezca aquí y que además nos permita entrenar a nuestra gente y desarrollar nuestra propia tecnología”.
Sobre las ventajas de contar con este recurso para ciencia básica, la científica señaló que ahora podrán otorgar un apoyo a los estudiantes que participen como asistentes en este proyecto; “se podrán enviar post-doctorantes a realizar estancias largas en el laboratorio ruso y será posible adquirir material auxiliar para el desarrollo de los prototipos, entre otras necesidades propias de la investigación”, enunció.
En cuanto a los posibles resultados del proyecto, María Elena Tejeda informó que esperan contestar preguntas sobre el comportamiento de la materia nuclear en condiciones de alta densidad y temperatura, las cuales se replican en el laboratorio, a fin de participar en el descubrimiento de un fenómeno llamado “punto crítico en el diagrama de fase de la materia nuclear” o para ver si existe.
Al explicar este fenómeno, la universitaria comentó que “el punto crítico se refiere a unas condiciones en las cuales la materia nuclear se comporta de una manera especial, con grandes fluctuaciones; desde el punto de vista fundamental, nos permitirá, junto con el resto de la comunidad del laboratorio, descubrir algo que en potencia puede cambiar nuestra perspectiva acerca de cómo estudiamos la materia nuclear”, enfatizó.
Añadió que, desde la parte teórica, ya se tiene una idea de dónde se encuentra este “punto crítico”, pues dicho fenómeno puede ocurrir en algún momento durante el proceso de colisión de iones: “Esperamos que, por tener un pie dentro de la colaboración, México, la UdeC y las instituciones involucradas reciban reconocimiento por haber participado en el análisis de datos para descubrirlo”, dijo.
Además de verificar predicciones teóricas que ya se han realizado, continuó la investigadora, este tipo de experimentos permite avanzar en la construcción de un nuevo modelo del comportamiento de la materia nuclear y abre la puerta a los científicos para contestar preguntas pendientes sobre las condiciones en las que estaba la materia nuclear en la época más temprana del Universo.
“En el camino de responder estas preguntas y empujar la frontera del conocimiento en términos de la materia nuclear, se tuvo que desarrollar este detector, entrenar gente; los estudiantes, por ejemplo, hacen sus proyectos de investigación y aprenden nuevas técnicas de cómputo. Todas estas habilidades y transferencia de conocimiento, definitivamente, implica un impacto a nivel social”, enfatizó.
Por último, Tejeda Yeomans expresó que espera que los resultados de estos experimentos generen un conocimiento que se reutilice en otras investigaciones y que incida y enriquezca a la comunidad científica internacional.