AMLO EN MANZANILLO

A Propósito Por Fernando Moreno Peña

El pasado viernes, el presidente AMLO visitó Colima, particularmente Manzanillo, como parte de su gira programada la semana pasada con el tema de seguridad, fue a Guanajuato, Jalisco y Colima, el huachicol y los grupos de la delincuencia organizada, así como la corrupción en los puertos y las aduanas, fueron los temas de la gira.

Tres estados gobernados por partidos opositores a Morena, PAN, Movimiento Ciudadano y PRI, para dar a la gira una pluralidad con el ánimo de bajar el tono de la confrontación con los gobernadores y evitar que la polarización entre niveles de gobierno se convirtiera en el tema de la gira, y evitara que AMLO posicionara su tema: la seguridad.

Ya no vimos actos organizados por Morena en contra de los gobernadores, que en visitas anteriores padecían los abucheos y descalificaciones; ahora, por la distancia social, fueron actos cerrados, controlados y todos en instalaciones militares, para evitar también que la nota fueran las inconformidades en contra del presidente AMLO, que se ha convertido en una constante en aumento en las giras presidenciales, los grupos en contra y a favor se volvieron a expresar en los tres estados visitados, pero los gobernadores no sufrieron el acoso de los chairos organizados para ese efecto, pues ahora se dedican, en las giras, a contener y a minimizar los abucheos, reclamos y las protestas contra el presidente.

La civilidad política y el dialogo franco y puntual de los gobernadores y del presidente AMLO, permitió que fuera una gira plural y ello permitió al presidente y a los gobernadores, verse bien.

La visita a Manzanillo cumplió con la agenda presidencial, porque al ser el puerto más importante del pacifico mexicano y al contar con una aduana que recauda 106 mil millones de pesos al año, le permitió al presidente AMLO anunciar que las fuerzas armadas tomarán el control administrativo y de seguridad de las 49 aduanas y de los 116 puertos que existen en el país, para frenar la corrupción y el tráfico de drogas, armas y dinero, e instruyó a los Secretarios de Marina y de SEDENA que asignaran personal para labores administrativas, directivas y de seguridad.

El presidente AMLO reconoció el origen de la inseguridad y la violencia que afecta a Colima, al afirmar: “En específico Manzanillo, se convirtió en un puerto riesgoso porque desde Asia se importan de forma ilegal los precursores de droga sintética. Esto provocó que, por la corrupción, grupos del crimen organizado convirtieran a Colima en el primer lugar en la tasa de homicidios dolosos, pues la disputa por el puerto genera violencia debido a que es usado para el trasiego de drogas”.

El presidente anunció: “tenemos que apoyarnos para resolver este problema, hago el llamado a la Secretaría de Marina para que ayude a enfrentar el problema de seguridad y de tráfico de drogas en el puerto, con el propósito de que Manzanillo continúe siendo prospero en lo comercial y al mismo tiempo, sea un puerto seguro sin violencia y sin corrupción”.

Esta declaración del presidente sobre la inseguridad en Colima por el puerto de Manzanillo, ratifica que el tema de la inseguridad y la violencia en el estado, es un tema cuyo origen es de carácter federal. Esto es para que lo oigan bien quienes, desde Morena, exigen la renuncia del gobernador Ignacio Peralta por la inseguridad en el estado.

Por su parte, el gobernador Ignacio Peralta expresó: “el debate de las ideas debe verse como norma de conducción de la república y regirse por la tolerancia y no ser motivo de persecución”, y abundó: “el dicho del presidente de están conmigo o en mi contra, atenta contra el federalismo que cimentó a México desde la Constitución de 1824”, luego, aseveró: “las coincidencias no implican jamás sometimiento y las diferencias no significan confrontación”, y concluyó: “Encontrará en mí un interlocutor respetuoso que intenta respaldar sus decisiones, pero que también defenderé mis puntos de vista, con visiones y perspectivas”.

El gobernador de Colima aprovechó la visita para plantear al presidente algunas peticiones y compromisos:

1.- “Le expreso mi preocupación de respaldar a los gobiernos municipales y estatales que enfrentan una drástica caída en los ingresos, pues las participaciones federales siguen descendiendo, lo cual nos coloca en situaciones apremiantes al gobierno estatal y a los municipios”.

2.- “Se debe revisar el pacto fiscal y el factor de distribución porque Colima aporta mucho a la federación y a cambio, se recibe muy poco”.

3.- “El puerto requiere inversiones importantes, por su potencial de crecimiento, para desarrollar el vaso II de la laguna de Cuyutlán”.

4.- “Los colimenses aspiran a obras importantes y grandes proyectos con inversión federal”.

5.- “Mi gobierno ha respaldado con entereza las decisiones presidenciales de crear el INSABI y la Guardia Nacional y hemos decidido impulsar acciones de control financiero, acciones de control del gasto y cuidado de los recursos públicos”.

El presidente AMLO no se apartó del librito y se centró en el tema del combate a la corrupción y la inseguridad, no hubo confrontación, pero sí propuestas y suma de esfuerzos.

La llegada de Lozoya

En el marco de su mañanera y a pregunta de los reporteros sobre la llegada a México de Emilio Lozoya, este personaje se perdió por un buen rato y el presidente AMLO y su Secretario de Seguridad, Alfonso Durazo, no tenían la información, de que Lozoya no pisó la cárcel, sino que llegó directo a un hospital privado para ser atendido de una anemia provocado por un problema del esófago.

La llegada de Lozoya y la confusión sobre su ubicación se convirtió en tema del día y compartió la nota con la entrega a las fuerzas armadas de los puertos y de las aduanas, pero sirvió para hacer evidente el alcance de la negociación del gobierno federal con el presunto delincuente Emilio Lozoya, de no pisar la cárcel y que su internamiento los primeros días sea en un hospital de lujo.

La llegada de Lozoya ha planteado diferentes escenarios: primero, un arreglo que le permita no pisar la cárcel a cambio de que presente pruebas que involucren a otros personajes de la política en actos de corrupción, porque al final se trata no únicamente de acusar, sino de probar.

Este asunto de Lozoya ha generado algunas suposiciones: que su extradición obedece a tener un gran distractor que se imponga a las grandes crisis que enfrenta el país, que no se hable de la pandemia sanitaria, del desempleo y la crisis económica o de la violencia incontenible, o lo que se diga sobre estos temas se subordine al tema Lozoya en lo mediático.

Otros creen que se está montando una estrategia de denuncias y acusaciones de personajes de la política para descalificar a partidos y a opositores para la elección 2021 y así recuperar terreno perdido en la caída presidencial y de Morena en las encuestas; o sea, la politización de la justicia.

Otros más, consideran que está será una buena oportunidad, con un juicio apegado a Derecho, que acredite la voluntad presidencial de combatir en serio la corrupción y la impunidad.

De momento, la llegada de Lozoya mostró desaseo y falta de transparencia hacia los medios de comunicación, que fueron objeto de engaños para ocultar que Lozoya no pisaría la cárcel, lo mismo ocurre con la información del Poder Judicial de que las audiencias no serán públicas y que la difusión será a través de Whatsapp, el presidente AMLO ha planteado que todo lo relativo al juicio se haga público, con el respeto al debido proceso.

La llegada de Lozoya y el trato con el gobierno federal es la de testigo colaborador y se acogerá al criterio de oportunidad que contempla la ley y que prevé de acuerdo con la información que aporte, que puede quedar libre o tener una reducción en la pena.

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