Opinión | La justicia a debate

 

Por Eladio Cárdenas R.

“De vuelta al redil”: Sin que hubiera necesidad de que el pastor me quebrara mis “patas” como hacen con las ovejas que se extravían del redil.

Después de ampliar los horizontes y hacerse cada día más significativo y lleno de luz, en medio de la lucha por la Justicia, luego de algunos ayeres, 1986 para ser exacto, dejé la noble labor del periodismo, sin abandonarlo, para bregar por el respeto a los derechos y garantías que otorgan nuestra Carta Magna y los Tratados Internacionales de los que México es parte.

Agradezco al Profesor Jesús Murguía Rubio, mi amigo de antaño dentro del periodismo, por bridarme la oportunidad de ejercer nuevamente la libertad de expresión, ahora en las lides de la búsqueda de la procuración e impartición de justicia. Saludo con respeto a aquellos colegas periodistas de mis tiempos y a quienes abrazan ésta noble labor de informar a nuestros conciudadanos.

 

Según Ulpiano, (jurista romano), “La justicia es la constante y perpetua voluntad de darle a cada quien lo que le corresponde”, sin embargo, a pesar de que se ha pugnado por una verdadera administración y procuración de justicia, las autoridades (poder Judicial de Colima), parecen ir en retroceso y olvidar aquellas enseñanzas de platón tales como el mito de la caverna, incluso aquellas clases de Derecho Romano y Derecho Constitucional, concretamente lo expuesto en el artículo 17 de nuestra máxima ley que establece que Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial.

 

Al respecto cabe mencionar que so pretexto de la pandemia, restringen el ingreso a los tribunales, exigiendo que se soliciten citas para la revisión de expedientes, otorgando la autorización cuando menos en un lapso de quince días, aclarando que algunos jueces entre ellos los titulares de los juzgados primero y segundo familiar de la ciudad de Colima, aunque no todos los trabajadores de dichos juzgados pues algunos sienten que los litigantes deben rendirles pleitesía a fin de brindarles los servicios que requieran, incluyendo hasta los meritorios (prestadores de servicio social), que rápido aprenden las malas mañas.

 

Aunado a lo anterior, en el Juzgado Civil de Villa de Álvarez, tienen en el ingreso al parecer una doctora que según su decir exige se cumplan los protocolos que dictó el Presidente del Supremo Tribunal de Justicia, exigiendo que las personas deben esperar en la calle (en la banqueta), cerrando la puerta de ingreso del juzgado y una vez que les permite la entrada, exige que pasen al baño a lavarse las manos con un jabón de pan que utilizan todos los que ingresan a dicho órgano jurisdiccional y después de “lavarse las manos “ deben utilizar gel con alcohol, a mi consideración, al exigir el lavado de manos con un jabón de pan, se pone aún más en riesgo a quienes le hacen caso a la “doctora”, pues con el mismo jabón se lavan todos los que ingresan.

 

En Tecomán, la jefa del despacho exige que tan solo permanezca la persona que se le dio ingreso a los juzgados, quince minutos e incluso si no te quieres salir, amenaza con sacarte, actitud con la que se hace nugatorio el acceso a la justicia, pues resulta incongruente tanta intolerancia por parte de las “autoridades”, que aún no alcanzan a comprender que ya no son los funcionarios que miraban de reojo a los justiciables y que escupían por un colmillo, ya les debe quedar claro que son SERVIDORES PÚBLICOS, no capataces que pretender blandear el látigos en contra de quienes ellos consideran ínfimos en comparación con ellos mismos, pues con esa actitud, flaco favor le hacen al Presidente del Supremo Tribunal de Justicia que ha pretendido hacer realidad los ideales de José María Morelos y Pavón que estableció:  “Que todo el que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, ampare y lo defienda contra el arbitrario”. Basta pues de arbitrariedades al amparo del poder judicial.

 

Mal se ha visto el diputado Carlos Cesar Farías del P. T. realizando encuestas para ver si los colimenses aceptan se autorice el servicio de mototaxis, lo cual es una verdadera aberración, pues la ley debe cumplirse y lo que viene haciendo ese “representante popular al igual que el Presidente de la República, es suplir la ley con sus encuestas, por lo que debe quedar claro tanto a legisladores como presidentes municipales que han permitido el trastocamiento de la Ley de Movilidad, que la ley no se negocia, máxime que está en riesgo el ocupante de esos endebles muebles motorizados, y lo que es peor, permitir que presten servicio público en el Estado de Colima, con placas de Michoacán y así quieren ser Presidentes Municipales, Gobernadores y diputados federales. Dios nos agarre confesados con ese tipo de autoridades.

 

En el transcurso de la semana anterior y de la presente, trabajadores de la casa de la cultura, han venido tirando agua al arroyo de la calle Los regalado, precisamente enfrente del Congreso del Estado y de los Juzgados, a través de una motobomba, causando innumerables molestias a quienes acuden a los tribunales o a la Cámara de diputados, pues el cruce de la calle es casi imposible, pues se llena la calle del agua que desperdician en Casa de la Cultura y la CIAPACOV, bien gracias, cobrando a los gobernados que no atinan como lograr bajen los costos de “drenaje, alcantarillado, agua potable y saneamiento” .

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