Columna: Estación Esperanza
Por Vladimir Parra Barragán
Pensaron que vivirían siempre y que siempre estarían en el poder, y les ponían sus nombres a sus tierras, a todas las propiedades que robaban, les quitaron los nombres a las ciudades para ponerles los suyos: Sus estatuas estaban en todas las plazas. Y ahora, ¿quién los mienta? Fueron derribadas sus estatuas de bronce, las placas de bronce fueron arrancadas. Ahora su Palacio, es un Mausoleo.” Ernesto Cardenal.
Hace unos días vivimos un ejercicio más de democracia participativa y de organización popular. Como bien dice el compañero Diego Hernández de “Mexicanos por la 4T”, y la compañera Ariadna Bahena, promovente de la Consulta Popular de Juicio a ex presidentes: la agenda política y democrática de la consulta popular se amplió, no será ya exclusivamente dirigida hacia el juicio a los expresidentes puntualmente señalados, sino que la pregunta de la consulta se reformula, para salvar cuestiones de constitucionalidad, pero también para ampliar el espectro político de la consulta; la pregunta de la consulta será sobre la posibilidad de llamar o no a cuentas a los actores políticos del pasado que la sociedad mexicana considere que deben ser enjuiciados por sus acciones políticas al frente del gobierno.
Es por ello que nos reunimos en un emblemático lugar, en el Parque de La Campana, al pie de la fastuosa escultura mandada a hacer por el Gobernador neoliberal Nacho Peralta, en homenaje al primer presidente de México con el que se inicia la implantación del modelo neoliberal en nuestro país, es decir: Miguel de la Madrid Hurtado. Que aunque quiera el gobierno del PRI presentarlo como casi un héroe y dedicarle el nombre de edificios y construirle estatuas, políticamente, sabemos muy bien quién fue y qué políticas entreguistas fueron las que caracterizaron a su gobierno.
Privatización y desmantelamiento de la democracia van de la mano: Miguel de la Madrid Hurtado es también sinónimo de fraude electoral y neoliberalismo. En la memoria de la sociedad mexicana, y también de la sociedad colimense, sigue abierta la herida que ocasionó el fraude electoral del 88. Y Miguel de la Madrid, tuvo un papel principal en dicho fraude en contra de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, para imponer a uno de los más dañinos presidentes que ha tenido nuestro país: Carlos Salinas de Gortari.
Entre la lucha por la democracia social y popular que se abrió en 1988 luego del fraude electoral, y la posterior conformación del Frente Democrático Nacional, y nosotros, con la creación de nuestro movimiento, hay una continuidad histórica, política, e ideológica: Luchamos por construir una democracia social, luchamos por la redistribución de la riqueza para que no se acapare en unas pocas manos, luchamos por la democracia, para que no se pretenda manejar al estado como si de una empresa mercantil se tratara. Luchamos contra el neoliberalismo, luchamos por el bien común y por los derechos humanos de las grandes masas populares.
Y mientras tanto, aquí en el estado, Nacho Peralta despilfarró 8 millones de pesos en construir un ignominioso monumento a Miguel de la Madrid; 8 millones de pesos gastados en construir un monumento al neoliberalismo. Es una burla. El cinismo de la clase gobernante nos rebasa. La insensibilidad política del gobernador se vuelve manifiesta en cada acción, no entiende lo que quiere la gente de abajo, gobierna para los de arriba, les levanta estatuas a los de arriba, les entrega licitaciones millonarias de obras pública a los de siempre, les diseña políticas públicas que sólo favorecen la privatización de los servicios públicos estatales, y encima presume con orgullo sus acciones.
Pero la gente ya está cansada, la gente se da cuenta perfectamente de para quiénes gobiernan, y cómo gobiernan. La estatua mandada hacer por Nacho Peralta, costó nada más y nada menos que 5 millones 800 mil pesos. Mientras que la base que le sirve de apoyo, costó la módica cantidad de 2 millones 500 mil pesos. Lo que da un total de: 8 millones 300 mil pesos despilfarrados para este monumento en homenaje al padre del neoliberalismo en México.
El entreguismo servil, el proceso de neoliberalización del Estado en nuestro país, tiene nombre y apellido: comenzó en 1988, con Miguel de la Madrid. Este monumento representa a nivel nacional un homenaje a la rapiña, un homenaje a la privatización, este homenaje es un culto al neoliberalismo, una apología al fraude electoral. Y en nuestro estado, bien sabemos, este homenaje representa un culto a una oligarquía familiar, político y económica, que han tenido el control de muchos sectores económicos estratégicos en el estado, y que han asumido por lo mismo, posiciones políticas estratégicas al interior del gobierno por mucho tiempo.
Desde el coronel realista Mariano de la Madrid, hijo del capitán español Domingo de la Madrid, quien fungiera por varias ocasiones como jefe político del territorio del Colima en el entonces territorio de Colima, pasando por Miguel de la Madrid Guerrero, quien fuera gobernador de Colima en tres ocasiones, y diputado local en seis, hasta llegar a Enrique O. de la Madrid, abuelo precisamente del personaje a quien se rinde culto en ese monumento, y quien fue gobernador de Colima en tiempos de Porfirio Díaz. Esa es la “alcurnia” de una de las familias más poderosas de la clase política y empresarial en Colima.
Por ello, queremos acabar con esta política de los privilegios y de las oligarquías económico-familiares que se heredan el poder político y no sólo la riqueza. Queremos avanzar en un proceso de transformación que consolide una democracia social, que vele por los intereses de las grandes mayorías y no de una minoría rapaz.
Ese monumento representa el inicio del neoliberalismo en México, ese monumento es un homenaje a la privatización, un cínico homenaje al fraude electoral de 1988, un monumento representa a la pequeña oligarquía económica, y a la política de grupúsculos familiares.
Sin embargo, con la participación activa de toda la ciudadanía en ejercicios democráticos y de participación directa por medio de consultas populares acerca de los temas torales del país, tendremos poco a poco voz, iremos teniendo incidencia para hacer que la voluntad de las grandes mayorías sea la que impere por sobre la voluntad de las oligarquías enquistadas que quieren seguir gobernando.
Esta campaña por la consulta popular: Juicio sí, impunidad no. Por la justicia y por la verdad, es una prueba contundente de ello. La gira de la verdad seguirá avanzando por México, en diferentes lugares simbólicos, de cada rincón del país, en donde hay elefantes blancos, monumentos al despilfarro y la corrupción. Porque otra democracia es posible y es tiempo de profundizar la Transformación. ¡Es la hora del pueblo!