Esta semana es muy especial, tanto la tradición, la historia y la religión, nos recuerdan a una de las personalidades más grandes que han pisado este planeta y que sin duda han marcado un antes y un después en la historia de la humanidad. Me refiero al Gran Maestro de la Virtud, a Jesús de Nazareth. Algunas religiones afirman que es el Hijo de Dios, algunas otras lo ven como un iluminado y otras más como un profeta. Lo cierto es que Jesús cambió radicalmente la forma de ver y sentir a Dios, sin embargo, hasta la fecha paradójicamente su pensamiento, su espíritu, y su predicación no han sido del todo entendidos.
Estas líneas no pretenden entrar en polémica, ni herir ninguna ideología o credo religioso, al contrario simplemente se quiere ejemplificar un poco del gran poder de transformación y transmutación de la enseñanza del Maestro Jesús de Nazareth, para ello quiero mencionar a la CRUZ que hoy es el símbolo Cristiano por excelencia, relacionado con el amor, servicio y la divinidad; sin embargo he de decirte que la CRUZ fue un instrumento de tortura que los romanos utilizaban para dar una de las muertes más crueles así como dolorosas a sus enemigos, prolongando la agonía por muchas horas y a veces hasta días. En la antigüedad, la cruz significaba una de las peores muertes, era un signo de terror y representaba el destino que muchos correrían si se atrevían a retar al imperio romano.
Hoy me pregunto ¿Cómo es posible que la Cruz que durante tanto tiempo representó muerte, tortura y destrucción hoy es el Símbolo del Hijo de Dios, del Amor y del Servicio?
Para entenderlo hay que recurrir al concepto de la Alquimia entendida como una disciplina hermética de la antigüedad,encargada del estudio de los elementos que constituyen el universo y la transmutación de la materia. Los alquimistas buscaban los elementos (Piedra filosofal) que le permitieran transformar los metales impuros como el plomo, en metales puros como el oro. Muchos filósofos y estudiosos en la materia afirman que el concepto de la Alquimia es una alegoría para entender el camino y el despertar espiritual, si trasladamos esta tesis al fenómeno de la Transmutación de la Cruz de ser un artefacto de muerte y tortura a un símbolo de Amor incondicional, Perdón y Divinidad, podríamos afirmar que el testimonio de vida de Jesús originó muchos fenómenos alquímicos a lo largo de su predicación, algunos descritos en los evangelios canónicos; un ejemplo supremo de esta Alquimia es la Cruz, y el mensaje es muy poderoso: “una vida inspirada, vivida y conectada para y con Dios es capaz de transformar el más cruel y odiado artefacto en el símbolo universal del Amor Universal de Dios”.
Este poderoso mensaje es para hacerlo presente en nuestra vida, para reflexionar sobre los símbolos, recuerdos y sentimientos de odio que poseemos, hoy tienes la oportunidad si así lo quieres de seguir la enseñanza de Jesús de Nazareth y realizar la Alquimia Suprema de convertir la desesperación en Paz, el rencor en Perdón y el odio en Amor…
Deseo que estos días sean para ti un bálsamo de reflexión y bienestar para tu mente y tu espíritu.