Desnutrición, drogas y fármacos afectan salud cerebral de generaciones venideras: Experta

 

*Lorena Rubio, profesora investigadora de la UEMSTIS, dictó la conferencia “Cerebro y desarrollo temprano”, como parte de la Expo Neuro 2021.

 

El buen desarrollo del cerebro desde edad temprana influye no sólo en las personas en lo individual, sino que podría tener efectos en generaciones futuras, según lo explicó Diana Lorena Rubio Navarro, docente-investigadora de la Unidad de Educación Media Superior Tecnológica Industrial y de Servicios (UEMSTIS), al impartir la conferencia “Cerebro y desarrollo temprano”, durante la “Expo Neuro” organizada por la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima y la UNIVA.

 

Si bien, dijo, la carga genética en los individuos es importante, ya que define rasgos y personalidad, hay otra característica, la epigenética, es decir, factores externos como la desnutrición, mala alimentación, drogas, dieta o fármacos, que si bien no altera la secuencia del ADN, sí influye en la manera que éste se expresa.

 

Las fases tempranas del desarrollo en el cerebro, detalló, “comienzan desde la gestación; en cada una de las semanas ocurren diferentes fenómenos, proliferan y se diferencian neuronas en algún tipo de neurotransmisores, migran muchas neuronas, hay formación de sinapsis, hay muerte cerebral programada, y ocurre un fenómeno muy importante en el que imaginaríamos que todas las neuronas van a arborizarse, pero resulta que también hay decrecimientos en ciertos núcleos y luego viene el nacimiento. Durante toda nuestra vida ocurre la formación de sinapsis dependiente de experiencias. En la etapa temprana, nuestros genes nos ayudan a conformarnos, sin embargo, los factores epigenéticos también influyen en este proceso”.

 

Para conocer el efecto de factores epigenéticos como la desnutrición en el desarrollo del cerebro, Lorena Rubio trabajó en un modelo de ratones desnutridos con diferentes porcentajes de alimentación, que le permitió observar el peso, la talla del cerebro y lo que ocurre con las neuronas, pero también qué pasa con el cerebro de crías de ratas desnutridas. El modelo evalúa a las ratas durante los primeros 30 días de vida, ya que a partir de este día se las considera adultas.

 

Rubio Navarro explicó que, al momento de nacer, “la desnutrición tiene poco efecto sobre el número de ramas dendríticas en la corteza insular, pero al día 12, que es cuando empiezan a caminar, y al día 20, cuando ya son ratas adultas, hay un retraso en el desarrollo que mantienen incluso en edades adultas. En el número de arborizaciones, ahí sí hay efectos a los 12 días, y se mantienen a la edad de 20 y de 30 días”.

 

En el caso del sistema gustativo, dijo que colocan dos ratitas, una con desnutrición y otra no, ambas expuestas a un alimento conocido y a otro desconocido; “la ratita desnutrida come un poco de aquí y de allá; qué quiere decir, que los circuitos que están relacionados con la conducta de preferencia por los alimentos están alterados desde la comunicación. En las ratas desnutridas hay menor interacción, y cuando tienen que elegir entre el alimento que van a ingerir y el que no, pasan muchísimo tiempo en el alimento que no deben ingerir. Esto también nos sirve para saber el efecto de la rehabilitación; es decir, la condición en que se podrían revertir los daños. Nos dimos cuenta que por ahí de los 12 o 20 días, ponerlas en lugares donde puedan jugar o darles masaje, puede ser una buena opción”.

 

Para conocer los efectos a largo plazo que tiene la desnutrición en la conducta materna, dijo Diana Lorena Rubio, dejaron pasar varias generaciones. A la hija de una mamá desnutrida, se la dejó crecer y convertirse en mamá. En ella evaluaron el tiempo que tarda en tomar a las crías, en llevarlas al nido y vieron cómo lo construye.

 

“Observamos -dijo- efectos en su progenie; su conducta materna está alterada, es decir, es una mala mamá. A las crías de esta mamá ya no las desnutrimos y la dejamos ser mamá. Vimos que su primera cría tiene efectos de desnutrición; es decir, epigenéticos de desnutrición en una etapa temprana del desarrollo del sistema nervioso central. Esto nos indica que los efectos de generaciones pasadas, que fueron desnutridas, continúan a largo plazo e incluso son generacionales”.

 

Sin embargo, Rubio Navarro comentó que no todo está perdido, pues de acuerdo con su investigación, si a las crías se les estimula desde la etapa 0 al día 10 de nacimiento, y luego en ese día se les expone a un ambiente nutrido donde puedan moverse, los efectos se revierten, de ahí que para incidir en el buen desarrollo de las y los niños, desde la gestación, es necesario adquirir buenos hábitos de alimentación, actividad física, así como articular cuidados maternos a los bebés.

 

Los factores epigenéticos, esto es, que regulan la expresión de los genes sin una modificación en la secuencia del ADN, como son los alimentos, fármacos, cigarros, ejercicio u otros, finalizó, “tienen efecto desde la gestación, y ese efecto puede ser a corto, mediano o largo plazo. Como profesionales, habrá que considerar que cada uno de ellos tiene diversos factores epigenéticos que pueden influir en su conducta y que debemos tomar en cuenta”.

 

Diana Lorena Rubio ganó el premio “Docentes extraordinarios: National Teacher Prize 2020”.

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