En los inicios de los 1930´s comenzó la presencia de los payasos en “La Petatera” de Villa de Álvarez luego de que fuera contratado el mimo jalisciense Salvador García.
Al iniciar la década de los 50´s Don Salvador apareció en escena por primera vez con su hijo Rigoberto de seis años.
Al convertir en tradición la “despedida del payaso” Rigoberto aparecía montado en un burro.
Salvador García se retiró de su actividad en 1970 dejando a cargo a Rigoberto quien adoptó el mote de “Porrillas” y continuó con el legado que su padre había iniciado en los Festejos Charrotaurinos de Villa de Álvarez.
En el libro “¡Échenme el toro! Historia viva de la tradición villalvarense”, Petronilo Vázquez relata que en el primer año de la administración de la presidenta Yolanda Delgado no se contrataron los servicios de “Porrillas”.
El primer sábado de dichos festejos fue amenizado por otro payaso sin embargo el público al reconocer a “Porrillas” entre la audiencia lo vitoreó hasta que este pasó al ruedo, siendo re contratado ese mismo día por los directivos del Comité de Festejos.
El día de ayer fue anunciado el fallecimiento de Rigoberto García, dejando con esto el recuerdo en los corazones de todos quienes tuvieron oportunidad de verlo en acción en ese mítico ruedo de la Plaza de Toros “La Petatera”.
Durante sus presentaciones y antes de que oscureciera pedía guardar silencio y antes de bailar el charleston decía: “Silencio, señores, anunciamos para mañana, soberbia corrida de toros, con toros de la prestigiada ganadería del Sr. Fulano de Tal; recuerden, para mañana no son toros, son diablos de toros, más bravos que mi suegra”.