*La idea es que dichas academias de profesores funcionen como un órgano de apoyo y consulta de las y los jóvenes que vienen de secundaria, ya sea organizados por semestre, bloque formativo de asignaturas o por campo disciplinar.
Con el propósito de estimular la participación profesional, crítica y propositiva de los catedráticos que laboran en el nivel medio superior, estos días se realizaron reuniones informativas en las que se revisaron los aspectos principales de la operación de los colegios regional y estatal de academias, con el propósito de reactivarlas y fortalecer con ello el trabajo de las asignaturas en los bachilleratos.
En dichas reuniones, celebradas en las delegaciones de Colima, Coquimatlán, Villa de Álvarez y Manzanillo, participaron casi noventa presidentes o representantes de academia de cada una de las regiones que conforman el Nivel Medio Superior (NMS) de la Universidad de Colima. A estas reuniones acudieron el Mtro. Martín Jesús Robles de Anda, director general de Educación Media Superior; Manuel Hernández Torres, responsable del programa de Academias en la DGEMS y los supervisores académicos de cada delegación.
La idea es que dichas academias de profesores funcionen como un órgano de apoyo y consulta de las y los jóvenes que vienen de secundaria, ya sea organizados por semestre, bloque formativo de asignaturas o por campo disciplinar, y en las que se reflexione, analice, evalúe y generen propuestas que permitan mejorar el proceso educativo de los programas de bachillerato.
Manuel Hernández Torres habló sobre la importancia del trabajo que se debe hacer desde el seno del Colegio Regional e Institucional de Academias, en donde la dinámica es distinta, pues en éstas se privilegia el trabajo disciplinar desde el ámbito regional e institucional, permitiendo la interacción entre los presidentes de academia de cada región que conforman el nivel medio superior de la Universidad de Colima.
En su intervención, Martín Robles de Anda comentó que para edificar ambientes académicos “es primordial dedicar varias y extensas sesiones al trabajo reflexivo, además de contar con la disposición, la entrega y la voluntad de los docentes para involucrarse en procesos que regularmente sólo resultan fructíferos a largo plazo.
Es por ello, dijo, “que desde el interior de las escuelas debe existir una organización de las academias para que éstas vayan acordes con los principios formativos de cada bachillerato y de esa manera generar herramientas metodológicas que impulsen ambientes de aprendizaje idóneos a las necesidades formativas de los educandos”.
Estas reuniones, finalizó, se inclinan hacia los aspectos instrumentales del trabajo educativo y dan prioridad a la amplia tarea académica, “que implica necesariamente una posición crítica, una interacción intensa y un proceso formativo más amplio”.