Kellyanne Conway, vocera del equipo de transición del presidente electo Donald Trump, declaró este martes que Hillary Clinton no será investigada por el uso que hizo de servidores de correos electrónicos cuando era secretaria de Estado y tampoco por las polémicas donaciones a la Fundación Clinton.
En una entrevista con el canal MSNBC, Conway, fue cuestionada sobre si Trump estaría dispuesto a alejar de Clinton a sus correligionarios republicanos del Congreso, que han promovido en el pasado duras investigaciones contra la ex primera dama.
“Creo que cuando el presidente electo, que es también la cabeza de tu partido, te dice antes de ser investido que no desea presentar cargos, creo que está enviando un mensaje muy fuerte de tono y de contenido a sus miembros”, consideró Conway.
“Hillary Clinton todavía tiene que enfrentarse al hecho de que la mayoría de los estadunidenses no la consideran una persona honesta y en la que se puede confiar, pero si Donald Trump puede ayudarla a sanar, entonces tal vez eso sea algo bueno”, añadió Conway, quien se sumó a la campaña de Trump en agosto de este año.
Durante la campaña electoral, Trump prometió que si ganaba designaría a un fiscal especial que investigara el escándalo de los correos electrónicos por el uso por parte de Clinton de un servidor privado cuando era secretaria de Estado, por considerar que había comprometido la seguridad del país.
En la entrevista, Conway dijo que enjuiciar a Clinton no está entre las prioridades de Trump, quien anoche anunció en un video que dará prioridad a la retirada del país del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), así como a crear trabajos en el sector energético y a revisar los visados de los extranjeros que trabajan en el país.
La cadena MSNBC aseguró hoy, citando una fuente anónima, que el futuro gobierno de Trump no investigará a Clinton por el uso que hizo de servidores de correo privados para tratar asuntos oficiales cuando era secretaria de Estado, un comportamiento que hizo que el FBI abriera una investigación que acabó sin cargos.
Durante la campaña electoral los republicanos también acusaron a la demócrata de haber usado, como secretaria de Estado, la influencia que le confería ese cargo para obtener donaciones para la fundación Clinton y contratos para que su esposo, el expresidente Bill Clinton, diera discursos pagados.