Sin embargo después algunos meses de aquella rara petición, ese consejero, que es esa voz que siempre está dentro de cada uno de nosotros y que muchas veces calla, me pidió que escribiera sobre este tema. Hoy he decidido hacerlo desde una perspectiva personal, sin apasionamientos, sin tomar bando o banderas, salvo mi limitada capacidad de razón y discernimiento.
Para empezar, es importante señalar que mi mundo no gira en torno a una persona o ideología política. Me rehúso a ver como adversario a mi prójimo. Me niego a que reduzcan a una etiqueta la personalidad de cada ser humano (conservador, liberal, chairo, fifí, rico, pobre, homosexual, etc.). Creo que este tipo de conducta dividen, señalan, sesgan y discriminan condiciones que propician, los discursos de odio e intolerancia que, a lo largo de la historia, han sido la semilla de múltiples tragedias de la humanidad.
Es un gran absurdo querer mejorar un País cuando tu prioridad es criticar y atacar al que no piensa igual que tú, en lugar de trabajar y colaborar para mejorarlo. Si bien es cierto que la crítica es un requisito fundamental en las sociedades democráticas, estás deben de estar orientadas a señalar los aspectos que se deben mejorar. Entrar en la dinámica de criticar para desacreditar al que señala, hace que se pierdan el sentido y la oportunidad que te da la crítica misma de mejorar; Así mismo, criticar con el afán de desgastar en todo momento y sin importar los avances de las administraciones, es caer en el patógeno nocivo de que es más importante los intereses ocultos de quien critica, que los resultados del ejercicio del Poder para la resolución de las necesidades nacionales.
El país al que aspira nuestro México no se debe sustentar en el choque dogmático, sino en la búsqueda de las necesarias coincidencias que necesitamos para avanzar como sociedad. Hace tiempo un maestro me dijo: “la buena política se debe sustentar en construir puentes entre todos los sectores, nunca en levantar muros que nos separen aún más”… Cuánta razón y complejidad veo en esa frase, en un contexto cada vez más dividido e irracional, creo que el paradigma de “lucha” tendrá que evolucionar por “colaboración”, ya que la lucha sirve para conquistar o defender, mientras que construcción de un ideal se sustenta por medio de la colaboración.
“El fin justifica los medios”…
Esta frase se ha utilizado en diferentes contextos, y el político no es la excepción. Sin embargo, en estas apresuradas líneas, quiero concluirlas reflexionando con esta frase muy utilizada por los actores políticos durante sus campañas, por lo que les digo, ¡mucho cuidado! Si bien es cierto que “El fin justifica los medios”, entonces.. “Tus medios dejan al descubierto tu fin” ….
Con afecto y Cariño
SERVIR PARA TRASCENDER
Miguel Vladimid Rodríguez Aguirre