Opinión | La tercera es la buena

Me refiero a la obligada tercera encuesta para definir quién conducirá a Morena a partir del sábado 24 de octubre que se conocerán los resultados, en la cual competirán por la dirigencia nacional sólo dos de los contendientes hombres que van al desempate: nuestro paisano Mario Delgado Carrillo y Porfirio Muñoz Ledo, una vez más. Este ejercicio será organizado por el INE, en lo general bajo los mismos lineamientos, actualizando sólo el cronograma y respetando el número de encuestadoras, mismas que este martes fueron insaculadas, recayendo esta gran responsabilidad en las empresas Covarrubias y Asociados, Parametría y Demotecnia. Es urgente resolver este prolongado, polémico e histórico escenario de diferendos internos de nuestro partido movimiento, que nos permita crecer de cara a este proceso electoral 2020-2021.

Debemos reflexionar que las pugnas, la ambición por el poder y los ataques mezquinos no hacen más que disminuirnos en el ánimo de la gente y la propia militancia, mientras los ganones son los adversarios históricos, quienes se frotan las manos en la medida que escalan las dinámicas de contradicción en nuestro instituto político. De ahí que debamos asumir sin dilación lo establecido en el artículo 3 de nuestros estatutos, el cual establece textualmente en el inciso J): “El rechazo a la práctica de la denostación o la calumnia pública entre miembros o dirigentes de nuestro partido, práctica que suele ser inducida o auspiciada por nuestros adversarios con el propósito de debilitarnos o desprestigiarnos”.

Así pues, creo oportuno y necesario dar muestra de voluntad política y sobre todo congruencia para alcanzar estos caros anhelos, sólo así, construyendo acuerdos, respetando la dignidad del otro, lograremos la ansiada unidad que es el único camino para llevar a buen puerto la consolidación de la primera fuerza política del país que ahora representamos.

En tanto, entendamos más datos de este proceso: hoy se instala el grupo de expertos; mañana 15 de octubre vendrá la entrega de la guía metodológica de las encuestadoras; del viernes 16 al jueves 22 de octubre, se efectuará el levantamiento y procesamiento de la nueva encuesta; el viernes 23 se entregarán resultados a la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos; y el sábado 24 de octubre se presentará el informe y difusión de resultados para su remisión a Morena y a la Sala Superior del TEPJF.

Será entonces cuando por fin se defina quién rendirá protesta como nuevo presidente del CEN de Morena, y estamos seguros que ese sin duda será nuestro paisano Mario Delgado Carrillo, pues aunque Muñoz Ledo y sus promotores se aferren a un triunfo inexistente, la realidad es que el también coordinador de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados es un hombre de propuestas, no de descalificaciones; es conciliador, no belicoso; de izquierda, pacifista, demócrata e íntegro. Por ello, considero, es la mejor opción para dirigir al partido en este proceso que será la madre de todas las batallas electorales.

Datos duros, de lo que poco se habla, es que Mario Delgado ganó en dos de los tres estudios demoscópicos, y sólo una casa encuestadora le dio ventaja a Muñoz Ledo, pero con un margen mayor, por ello se dio el empate técnico. Asimismo, tampoco se han difundido los porcentajes de rechazo a los candidatos, en los cuales Porfirio sí se llevó de calle a Mario, ya que alcanzó un 40 por ciento de repudio, mientras que sólo el 7 por ciento se opone a que Delgado sea el próximo presidente de Morena.

Finalmente, debemos recordar que Porfirio, como todos los aspirantes a los cargos (Presidencia y Secretaría General), firmó una carta compromiso de ajustarse a los lineamientos técnicos y legales de la encuesta, donde se contempló la posibilidad del empate, tal como ocurrió y que Porfirio deliberadamente pretendió ignorar tratando de sorprender a todos al estilo Pinochet, con un cuartelazo, autoproclamándose ganador y desconociendo las reglas y acuerdos que estableció el INE con base en lo mandatado por el TEPJF, mostrando con ello su talante autoritario y su proclividad a la anarquía, cuando en Morena es un imperativo ético conducirse en apego a la legalidad.

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