Ante su peligrosidad Necesario vigilar con mejores equipos el Volcán de Colima: Investigador

 

 

*Nick Varley, profesor-investigador de la Universidad de Colima, participó en el ciclo de charlas “Ciencia y Café”, que se realiza en el café Starbucks de Manzanillo.

 

Nick Varley, profesor-investigador de la Universidad de Colima, causó expectación con la interrogante “¿Qué tan peligroso es el Volcán de Colima?”, como parte del ciclo de charlas de ciencia y café que organiza la Dirección General de Divulgación Científica de esta casa de estudios, en el café Starbucks de Manzanillo.

 

Ante un numeroso público compuesto por estudiantes, profesores e interesados en el tema, Nick Varley explicó que el Volcán de Colima es un cuerpo con alta frecuencia de actividad y variedad de estilos de erupción, el cual pertenece a un complejo de tres volcanes cercanos que afectan principalmente a zonas del norte de Colima y del sur de Jalisco.

 

También explicó que la actividad normal de los volcanes activos, como es el caso del coloso de Colima, responde a un ciclo de 100 años aproximadamente, después de los cuales se presentan momentos de gran dinamismo.

 

De acuerdo con lo anterior, dijo, este volcán ha tenido momentos importantes como el de 1913, que fue una de la erupciones más fuertes del siglo pasado, así como la de 2005, cuando liberó energía más en varias explosiones; la de 2013, con actividades destacables, y más recientemente la de hace apenas unos días.

 

Nick Varley destacó que, al estudiar estos episodios históricos, se conocen distintas características y fenómenos que dan una idea de cómo se comporta y qué se esperaría de un volcán como el de Colima, como es el caso de los cúmulos y su velocidad del magma.

 

En relación con esto, dijo que en los fenómenos eruptivos de 2016 y 2017, el flujo de lava bajó casi cuatro kilómetros, con gran cantidad de material incandescente y una onda de choque fuerte.

 

El investigador universitario se preguntó: “¿es inminente una catástrofe para el estado? Su respuesta fue decir que las principales amenazas son para las zonas cercanas al coloso, debido a los flujos piroclásticos y a las nubes calientes de gas.

 

Para los lugares alejados del volcán, dijo, el peligro serían las nubes de cenizas que, debido a su densidad y peso, podrían hacer colapsar algunas construcciones. Más al sur, en la costa, añadió, el riesgo sería menor y dependería de la intensidad y dirección del viento, que es el que podría hacer llegar las cenizas.

 

Por lo tanto, hizo hincapié en que a los investigadores les interesa la prevención, el permanente monitoreo y la comunicación con las autoridades para detectar el movimiento de magma, sismicidad, emisión de gases, emisión de calor, de sonido o cambios geofísicos.

 

Para finalizar, recalcó que se esperan más erupciones, en su mayoría tranquilas; sin embargo, “vivimos en una zona con un volcán muy activo, y respecto a que suceda un evento catastrófico que sería en algunos miles de años, sí existe el riesgo y una pequeña posibilidad, lo que pone en relieve la necesidad de modernización de equipo para este control”.

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