Ante la irremediable realidad de que algún día moriré, una noche busqué respuestas. A continuación te comparto un breve fragmento de ellas…
Si quieres entender a la vida, primero tendrás que entender a la muerte.. me dijo el Maestro…
Pero, ¿Qué puedo entender de la muerte?… que es una realidad inevitable, que produce dolor, que todos los que viven algún día morirán, que no conozco a nadie que haya regresado de la muerte, que nadie sabe si realmente existe la “otra vida”, ¿hay cielo?, ¿hay infierno?
La verdad es que gran miedo nos da el no saber y es por ello que nos aferramos entonces a aquello que nos ha enseñado la religión y la tradición, nos refugiamos valentonados en una fe solo profesada de dientes hacia fuera. Pero, entonces ¿Cómo? ¿Cómo entender a la muerte? Tal vez el primer elemento es el cambio, la muerte cambia todo, desde el que transita por ese camino, hasta las personas que lo rodean, un cambio que nadie puede evitar, que es definitivo y que no hay retorno; sin importar lo importante, rico, popular guapo, inteligente o bellos que seamos todos(as)
Ante este cambio sin retorno, me pregunto ¿Qué ha valido la pena de los que ya transcendieron?? ¿Su dinero? ¿La marca de su ropa?, ¿Sus zapatos? ¿Su consejo? ¿Su sonrisa? ¿Su presencia? ¿Su afecto? ¿Su trato? ¿Su acción? ¿Sus palabras? ¿Sus ideas? ¿Su personalidad?
Me encontraba en estas reflexiones cuando la voz imponente del Maestro resonó en mi mente -Genera experiencia dijo… experiencia viva, ahí está la trascendencia. No reproduzcas viejas conductas estériles y muertas por la cotidianidad, se espontáneo como el niño y vive intensamente como viejo que sabe, que hay que disfrutar y aprovechar hasta el último rayo de sol del día.
Fue entonces que siguió con su enseñanza -solo es vida aquello que trasciende a la muerte, la vida de tu hermano(a) es aquello que ha trascendido su muerte, tu vida así será. -No entiendo- entonces dijo él Maestro -dime ¿Porqué extrañas la vida de tu padre en este plano?- Antes de que pudiera contestar, añadió – eso es la vida de él, en tu experiencia, es lo que ha valido la pena, es lo que ha transcendido la muerte…
El ser humano tiene el poder de colorear la existencia por medio del uso de su libre albedrío, de acuerdo al color que escoja en el mosaico de los colores que te ofrece la vida, desde los más hermosos y deslumbrantes que te puedas imaginar, hasta aquellos colores grisáceos, tímidos, fríos y distantes. Ese color tú lo iluminas en vida, en tu existencia.
La muerte y el nacimiento son parecidos, en ambos el cambio es radical, en ambos se trasciende a nueva realidad, en ambos dejas la realidad que conocías, en ambos, empiezas una nueva existencia. Muestra su naturaleza y su relación. El que teme a la Muerte irremediablemente también teme a la vida, ya que no hay vida sin muerte, ni muerte sin vida.
¿Tienes miedo a morir? No… tengo miedo a no saber vivir, a gastar mi vida en lo que no vale la pena, a gastar mi energía para perjudicar a otro, en darle más importancia a la experiencia de otro que a la mía misma, a eso tengo miedo. No quiero perderme en el camino, quiero disfrutar el camino a plenitud, tal vez tenga esa angustia porque nunca me enseñaron, pero la verdad es que nadie te tiene que enseñar a vivir, solo se vive viviendo, y solo se aprende haciéndolo. Mi vida es todo y nada a la vez.
Con afecto y Cariño
SERVIR PARA TRASCENDER
Miguel Vladimir Rodríguez Aguirre
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