México, bajo presión de EU para adoptar energías limpias

Con la decisión del nuevo gobierno de Estados Unidos de reincorporarse al Acuerdo de París, México queda aislado como uno de los países que incumplen los objetivos de ese tratado para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero sobre todo, señala Adrián Fernández, presidente de Iniciativa Climática de México, puede ser objeto de presiones mayores que las actuales por parte del gobierno estadunidense en el T-MEC.

Apenas tomó posesión como presidente de Estados Unidos, Joe Biden dio un golpe de timón a la política ambiental: firmó una orden ejecutiva que reincorpora a su país al Acuerdo de París, un consenso histórico signado originalmente por 194 naciones en 2015 para combatir el cambio climático. Fue una jugada de dos bandas. Por un lado, borró la parte ideológica de Donald Trump, a quien nunca le gustó la idea de cooperar con la meta de disminuir las emisiones de carbono. Por otra parte, la decisión de Biden dejó a México en una posición incómoda, ante la insistencia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en obstaculizar a las empresas de energías renovables y apostar por los combustibles fósiles.

“Se nos acabó esa excusa. Y no sólo se nos acabó de golpe con el regreso de Estados Unidos. Además, regresa Estados Unidos con el compromiso de que va a entregar unas metas muy ambiciosas antes de la COP26 (Conferencia de Cambio Climático de la ONU) a fin de año, en Glasgow, Escocia. Biden ya ofreció que ellos van por cero emisiones a mediados de siglo. ¿Qué le queda a México? Ya no tiene dónde esconderse, atrás de nada ni de nadie”, advierte en entrevista con este semanario Adrián Fernández Bremauntz, director ejecutivo de Iniciativa Climática de México (ICM).

Fernández Bremauntz ha trabajado como consultor de la OMS y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, así como para otras instancias de los sectores público y privado.

Doctor en ciencias ambientales por el Colegio Imperial de Ciencia, Tecnología y Medicina de Londres, va más allá al señalar que “hoy la administración de López Obrador está poniendo a México en un grupo donde nada más cuatro países en todo el mundo están bajo el reflector y están identificados ya como los que van atrasados, los que están traicionando realmente París, y son Brasil, México, Australia y en cierta medida Rusia”.

Estados Unidos estaba identificado en ese grupo bajo el liderazgo de Trump, pero Biden cambió el rumbo, a lo que el secretario general de la ONU, António Guterres, reaccionó así:

“Esperamos el liderazgo de Estados Unidos en la aceleración de los esfuerzos globales hacia las cero emisiones netas, incluyendo la presentación de una nueva Contribución Determinada a Nivel Nacional (CDN), con objetivos ambiciosos para 2030 y dotados de la financiación necesaria antes de la COP26 en Glasgow a finales de este año.”

No es para menos. Según datos de la ONU, a lo largo de la última década China, Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido e India han contribuido con 55% de las emisiones totales de dióxido de carbono. Por eso es relevante la renovada CDN estadunidense que promete Biden.

La CDN representa los compromisos asumidos por los países para la ­reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la adaptación al cambio climático. México envió la suya al Secretariado de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y dejó mucho que desear, pues sólo refrendó el compromiso no condicionado de reducir sus ­emisiones de GEI 22% y las de carbono negro 51% para 2030.

 

CON INFORMACIÓN DE PROCESO.

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