Explican utilidad del concepto de Ciudadanía Alimentaria

*La nutricionista dietista de la Universidad de Antioquia, Colombia, realiza una pasantía en la UdeC, donde trabaja este concepto con académicos de Pedagogía.

 

Diana Orozco Soto, quien realiza una pasantía en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima, habló en entrevista sobre el concepto de ciudadanía alimentaria, que surge de la idea de que las personan pueden ser responsables de integrar principios relacionados con derechos humanos y de protección del medio ambiente, para garantizar que todos y todas tengan acceso a alimentos saludables.

 

Orozco Soto es nutricionista-dietista de la Universidad de Antioquia, Colombia, y actualmente cursa el Doctorado en Educación. Explicó que para su pasantía trabaja con el académico Antonio Gómez, de la Facultad de Pedagogía de la UdeC, quien funge como asesor de su tesis, porque él estudia este mismo concepto de ciudadanía alimentaria.

 

Aclaró que dicho concepto deriva del término “ciudadanía ecológica” y que ambos pertenecen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas (ONU), a favor del derecho humano a la alimentación “en forma sana, segura, de calidad y suficiente”, contemplando la alimentación y el cuidado del medio ambiente.

 

“En la medida que se reconozca el valor del concepto de ciudadanos alimentarios y que exista la conciencia de ‘votar con el tenedor’, se podrán tomar decisiones sobre lo que consume la sociedad y sobre su entorno”, resaltó.

 

En este sentido, agregó, “cada decisión tendrá impactos económicos, sociales y del cuidado al medio ambiente, haciendo posible rescatar la alimentación local, disminuir la intermediación, mejorar la alimentación e impulsar la cultura gastronómica local, y reconocer la producción sostenible con menos agroinsumos y sistemas agroalimentarios más cortos”.

 

Afirmó que lo anterior aseguraría que la alimentación sea más accesible para todos y su distribución más justa: “La ciudadanía alimentaria tiene que ver con la equidad y justicia social, así como con la democratización de la tierra”.

 

Asimismo, continuó, “la ciudadanía alimentaria ha sido trabajada por pequeños productores y comunidades de Europa y Canadá, permitiendo que pueda ser autosostenible y dinámica, con mejor aprovechamiento de alimentos y menor disminución de desperdicios”.

 

Precisó que la ciudadanía alimentaria aboga por la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y el reconocimiento de que la alimentación es un derecho universal y contempla a poblaciones más vulnerables.

 

También se enfoca en cómo disminuir dicha inequidad; así pues, opinó que “una mayor responsabilidad con el ejercicio alimentario disminuiría el hambre como estrategia de los ODS, mejoraría el bienestar y disminuiría los indicadores de desnutrición. La ciudadanía alimentaria aboga por una buena información de los alimentos que se consumen”, enfatizó.

 

Por lo anterior, mencionó que es necesario ser más conscientes al planear la compra y el consumo de alimentos, “así como sumar pequeñas acciones que den valor al concepto ciudadanía alimentaria sobre la optimización de los recursos, con el objetivo de generar iniciativas propias de pequeñas hortalizas para el autoconsumo sin grandes extensiones de tierra”.

 

Respecto a su tesis, dijo que aborda los servicios de alimentación, su vinculación con el papel del nutricionista y la respuesta a políticas públicas de protección a población vulnerable, el derecho a la alimentación, a la salud y prevención de la enfermedad.

 

De igual manera, dijo que al vincularse con procesos pedagógicos se propone como ejercicio de responsabilidad profesional ver cómo, a través de la formación ciudadana, se pueden generar ciudadanos alimentarios activos en todos los sentidos y escenarios.

 

Por último, invitó a acercarse y conocer el concepto de ciudadanía alimentaria y reconocer todas sus implicaciones desde lo político, social y económico, como un asunto en el que convergen aportaciones multidisciplinarias.