“Siempre le digo a las parejas que hagamos algo que realmente los represente y los conecte con su historia”, comentó Tonni López, el fotógrafo encargado de capturar este momento tan significativo para cada futuro matrimonio, “dentro del itinerario del servicio y la sesión formal, siempre les digo a las parejas que hagamos algo muy de ellos y pues ellos se conocieron en la CFE y ahí comenzó su historia. Mi trabajo es que la gente se sorprenda y diga, ‘¿qué onda con ese lugar para las fotos?’ no hace más que resaltar la autenticidad y el vínculo que comparten”.
Lizbeth y Juan Manuel no solo desafían los estándares de la fotografía de bodas, sino que también muestran cómo el amor puede surgir en los lugares menos esperados. La sesión de fotos en la CFE no solo simboliza el inicio de su relación, sino también la importancia de mantenerse fiel a su historia, eligiendo como escenario el sitio que marcó el inicio de su vida juntos.
Para un fotógrafo de bodas, cada pareja es única, y cada historia merece ser contada de una manera auténtica. Cada sesión es un lienzo en blanco, una oportunidad para capturar no solo imágenes, sino momentos y detalles que reflejan el alma de quienes están frente a la cámara y es el caso de Tonni López, quien lleva las sesiones más allá.
Un fotógrafo de bodas dedicado va más allá de los lugares típicos y posa tradicionales. Antes de cada sesión, dedica tiempo a conocer a la pareja, descubrir sus intereses y la historia que desean contar a través de las imágenes. Es común que sugiera locaciones y actividades relacionadas con los momentos importantes en su relación, sean estos el lugar donde se conocieron, una actividad que disfrutan hacer juntos, o un sitio que representa su esencia como pareja. Así, cada sesión se convierte en una aventura y una experiencia emocional tanto para la pareja como para el fotógrafo, quien documenta el amor en su entorno más natural.