*Los académicos de la UdeC, Rosalba Thomas y Amaury Fernández presentaron el libro “Memoria colectiva de América Latina”, que coordinaron Manuel González Navarro y Jorge Mendoza García.
Junto con la comunidad de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima, arrancaron este miércoles las Jornadas de Memoria Colectiva que ofrecieron conferencias y talleres sobre la memoria social y sus diferentes matices.
En el auditorio de la Facultad de Psicología y apoyado por la Coordinación General de Investigaciones Sociales (CUIS), se presentó el libro “Memoria colectiva de América Latina” que coordinaron Manuel González Navarro y Jorge Mendoza García, este último de regreso en la Universidad de Colima.
Para comentarlo, los acompañaron la doctora en Ciencias Sociales e investigadora del CUIS, Rosalba Thomas Muñoz y el profesor-investigador de la Facultad de Letras y Comunicación (Falcom), Amaury Fernández Reyes.
En su turno, Thomas Muñoz comentó que el libro la hizo recordar acontecimientos de muy joven que enfrentaban su olvido, momentos de su historia que no deseaba perder. A raíz de una reflexión se preguntó: “¿Qué momentos no deseo olvidar ni que sean olvidados por los que me rodean? ¿Qué emociones voy dejando ausentes de mi propia historia y decisiones? ¿Debemos comunicar todo lo que recordamos o sólo aquello significativo para nuestra vida? ¿Cómo lo comunicamos? ¿En qué medida mi memoria individual está conformada por una memoria colectiva?”.
En este sentido, citó a Jorge Mendoza, quien en su primer capítulo, “Lenguaje y memoria colectiva, silencio y olvido social”, dice: “Memoria y olvido forman parte del mismo proceso, pero viajan en sentidos opuestos y tienen fines distintos: la primera contribuye a formar identidad, guarda conocimientos y amplía la realidad porque es múltiple, y el segundo intenta imponer una sola versión de la realidad pasada edificándose sobre la base de la negación, la censura o eliminación de otras versiones”.
En otro apartado, el autor afirma que la memoria colectiva tiene sus orígenes en la colectividad porque los grupos fijan lo memorable, como el Día de la Madre, del Maestro, de la Tierra, contra la Homofobia, etc. También, continuó, “el olvido es un producto social, consecuencia de lo que hacemos con nuestra historia”. De nuevo preguntó la académica universitaria: “¿Qué eventos colectivos vamos olvidando y por qué?
“La memoria y el olvido se construyen de dos materiales distintos: el lenguaje y el silencio, lo cual me impresionó de la lectura porque, entonces, ¿basta con describir la realidad para hacer con ello la memoria? ¿Basta con callar aquello que deseamos olvidar para que deje de existir?”, interrogó.
En su turno, el profesor-investigador de la Falcom, Amaury Fernández encontró a la memoria social como un eje articulador del libro. En la segunda mitad encontró aportaciones desde disciplinas como la Historia, Psicología, Sociología, Estética y Antropología.
Los autores, comentó Fernández Reyes, “usaron metáforas para explicarlo desde la psicología social, la política y las representaciones sociales”. Así pues, destacó el capítulo “Sistema del pensamiento de la memoria colectiva de los mexicanos”, donde Manuel González y Salvador Árcega realizaron un muestreo a mil 467 ciudadanos de cuatro generaciones de la Ciudad de México y el Estado de México.
En este capítulo, reseñó, “trataron de encontrar de qué manera este pensamiento social y participación ciudadana tienen una memoria colectiva que les permita pensar en el pasado y presente. Encontraron a la Bandera Nacional, o Tenochtitlán, como el lugar mítico de los mexicanos, un objeto de anclaje que ubica nuestras identidades como mexicanos o como elementos de la historia nacional”.
En los comentarios finales del libro, el profesor titular de la Universidad Pedagógica Nacional (Ajusco) en la Ciudad de México y coordinador de la obra, Jorge Mendoza García, señaló que este libro fue auspiciado por la UAM Iztapalapa: “Es un esfuerzo colectivo y además un libro universitario editado en una editorial española comercial, lo que tal vez garantice su circulación”, comentó.
Dijo que no sólo el lenguaje posibilita el recuerdo social sino también los objetos, como los regalos y las compras. “Los grupos también se reúnen para recordar, sin ellos los recuerdos se vuelven menos accesibles. Nos interesa el pasado que fue significativo porque lo vivenciamos”, agregó.
Señaló que la historiadora Michelle Perrót, autora del libro “Historia de las mujeres”, dijo: “Los tiranos saben que cuando no nombran ciertas cosas tienden a caer en la arena del olvido”. Así que guardar en la arena ciertos acontecimientos genera el olvido social, el cual tiene un elemento de poder y que, donde hay institución, hay olvido”.
Jorge Mendoza García es doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Xochimilco y tiene publicaciones e investigación en temas del olvido social, memoria colectiva y construcción social del conocimiento.