El presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, murió a los 78 años tras sufrir un derrame cerebral, dijeron a Reuters tres fuentes diplomáticas el viernes, lo que deja al país sin un sucesor claro.
El Gobierno uzbeko no confirmó inmediatamente los reportes, pero más temprano el viernes había informado que la salud de Karimov, quien estaba hospitalizado desde el sábado, se había deteriorado considerablemente.
“Sí, murió”, dijo una de las fuentes cuando se le preguntó acerca del estado del líder.
Karimov gobernó Uzbekistán desde 1989, primero como jefe del Partido Comunista local y posteriormente como presidente de la república recién independizada a partir de 1991. Fue muy criticado por Occidente y por grupos de defensa de los derechos humanos por su Gobierno autoritarista.
El presidente uzbeko no dejó nombrado a un sucesor y analistas opinan que la transición probablemente se decida a puertas cerradas por un grupo reducido de altos funcionarios y por miembros de la familia de Karimov.
Si no logran llegar a acuerdo podría abrirse una confrontación que arriesga con desestabilizar a la nación de 32 millones de habitantes, que se ha convertido en un blanco para los ataques islamistas.
Entre los posibles sucesores están el primer ministro Shavkat Mirziyoyev y el viceprimer ministro Rustam Azimov. El jefe del servicio de seguridad Rustam Inoyatov y Lola Karimova-Tillyaeva, una de las hijas de Karimov, también podrían ganar influencia en el país.
Según la Constitución local, el presidente de la Cámara alta, Nigmatilla Yuldoshev, asumiría la dirección interina de la nación tras la muerte del presidente hasta la realización de elecciones en un plazo de tres meses.